¿En qué piensas si te hablan de cocina austríaca? Imagino que por tu mente pasará un poco de todo, desde salchichas hasta tarta de chocolate, y no estarás equivocado. Comer en Viena puede resultar de lo más variado tanto en estilos como en precios. Tanto si eres un sibarita como si con un perrito caliente eres feliz, la ciudad no te decepcionará. Lo que sí que debes tener en cuenta si eres de los que no se conforman con comida rápida (lo único que podrás comer a cualquier hora en cualquier lugar) son los horarios de los restaurantes. Como en casi toda Europa, en Viena se come y se cena más bien pronto, así que intenta no arriesgarte entrando en restaurante a las 3 de la tarde, porque podrían no tener nada caliente. Lo normal en Austria es comer entre las 12 y las 2, y cenar a partir de las 5.30-6. Si bien para las cenas no suele haber problema si se va más tarde, mejor no posponer la hora de buscar restaurante más allá de las 9.30, porque lo que te podrías encontrar también es que no hubiese mesa.
En cuanto al tipo de comida que más te encontrarás, si vas a restaurantes austríacos te darás cuenta enseguida de que la cocina vienesa se ha ido nutriendo de todos los distintos pueblos que han pasado por la zona a lo largo de su historia: la influencia de la cocina húngara, alemana, checa; centroeuropea en definitiva, es innegable. La comida austríaca es pesada y grasienta y se come con cerveza, ideal para aguantar los largos inviernos; mientras que a la hora del postre y el café se vuelve refinada y exquisita. Hay dos cosas que deberías probar antes de marcharte: el Wienerschnitzel (lo que para nosotros es una milanesa de cerdo) y la Sachertorte (deliciosa tarta de chocolate). ¿El resto? Lo que pidan tus sentidos y aguante tu estómago.
–Naschmarkt. Además de un mercado, el Naschmarkt es también un lugar perfecto para comer, ya que los puestos de fruta o pescados comparten espacio con varios restaurantes de comidas del mundo bastante asequibles y llenos de gente joven. Podrás encontrar comida austríaca, pero también tailandesa, china o india, así que abre bien la mente (¡y la boca!) y saborea. Una recomendación personal es el Deli, tanto si vas una mañana para degustar sus copiosos desayunos o una tarde a cenar (falafel, humus y demás exotismos), no te defraudará. Por las noches hay siempre Dj y se convierte en el lugar «in» del Naschmarkt, lleno tanto de vieneses como de extranjeros. Eso sí, todos jóvenes y guapos.
–Figlmüller (Wollzeile 5. Todos los días de 11 a 22:30. Tel: (+43) 01/512 61 77)
Aunque en su carta ofrecen todo tipo de especialidades locales, la estrella es aquí el Schnitzel, tanto por su sabor como sobre todo por su tamaño. Lo mejor es pedir uno para dos personas (a no ser que tu estómago sea muy muy grande). Al ser un restaurante tan céntrico (está a dos pasos de la Catedral) suele estar lleno de turistas y, aunque no es caro, tampoco es el lugar más asequible. De todas formas, es interesante ir aunque sea tan solo una vez y asustarte con el tamaño de todo lo que ofrecen. Eso sí, intenta reservar antes de ir, si no lo más probable es que te quedes sin mesa.
–Zu den 2 Lieserln (Burggasse 63. Todos los días de 11 a 23. Tel: (+43) 01 523 32 82).
Si quieres huir de los lugares turísticos y encontrarte con más austríacos, Zu den 2 Liesern es el lugar al que te llevaría. Es otro sitio de comida vienesa con Schnitzel gigantes, pero algo más apartado del centro, cerca de la zona de Spittelberg. En verano lo mejor es comer en el patio del edificio, donde ponen unas mesas y lucecitas y te preguntas cómo lo llevarán los vecinos que quieran abrir las ventanas. Pero nadie parece quejarse y el lugar tiene un encanto extraño. El servicio es, además, de lo más amable que te puedes encontrar, de esos que sin que tú digas nada te ofrecerán una bolsita para llevarte el Schnitzel gigante que no te has podido acabar (esto es algo normal en Viena, pero normalmente lo tienes que pedir tú).
–Centimeter (en los distritos 4, 7, 8, 9 y 18. Todos los días de 11 a 24h. Tel: (+43) 1/4700606).
La cadena de restaurantes Centimeter llama la atención por ofrecer la mayor parte de sus comidas por medida. Así, puedes pedir una tostada de 15 cm o escoger la longitud de la lasaña. Los platos estrella son, además del Schnitzel (¿te he dicho ya que es el plato más típico de Viena?), el metro de spaguetti y el metro de cerveza. Baratito y con gente local, y decorado con imágenes de tiroleses bebiendo cerveza. Ideal para comer en un lugar calentito sin gastarse mucho dinero.
–Wiener Deewan. (Liechtensteinstraße 10. Tel: +43 1 9251185)
¿Por qué voy a irme hasta el distrito 9 para comer en otro sitio pakistaní de comida rápida?, te preguntarás. Bien, pues simplemente porque el Deewan no es un sitio cualquiera. En Deewan comes lo que quieres y, al irte, decides tú el precio. La comida está bien (no es nada del otro mundo, pero no les vamos a exigir eso), el servicio es amable y eficaz, y el precio el que tú quieras. ¿Se puede pedir más? Como era de esperar está siempre lleno, pero se puede reservar mesa. A la hora de pagar intenta ser justo. Te sonreirán pagues lo que pagues, pero tampoco está bien abusar de la generosidad austríaco-pakistaní…
–TopKino. (Rahlgasse 1. Tel: +43 1/ 58 55 888)
El TopKino no es en realidad un restaurante. Es una cafetería en la que sirven comidas y es también un cine, pero hay varias razones por las que se puede recomendar. La primera son sus domingos por la mañana con sus precios especiales para brunch (varios tipos a elegir) + sesión matinal de cine. La segunda son sus menús del día, que consisten en una sopa calentita (de tomate, de calabaza…) y un plato enorme de lo que toque. Muy rico y muy barato. Tienen además un sandwich con pesto bastante adictivo. Las películas suelen ser independientes o fuera del circuito comercial y hacen ciclos de cine muy interesantes.
–Würsteland (puestos callejeros de salchichas).
En realidad, casi más típico que tomarse un buen Schnitzel con patatas en algún restaurante es cogerse una salchicha o perrito en uno de los innumerables puestos callejeros. Cómo de saludables e higiénicos son no es algo en lo que debas pensar mientras te lo tomas, quédate con su precio y con cómo te calientan las manos en invierno. A las 5 de la mañana, antes de coger el primer metro tras una noche de marcha saben a gloria. (No apto para estómagos débiles).