La red de transporte público en Viena es el sueño de todo urbanita: amplia, rápida, limpia y extremadamente puntual. Solo es necesario fijarse un poco para aprender y entender su funcionamiento y poder sacarle todo el provecho posible.
Los billetes, en cualquiera de sus modalidades (sencillo, de 24 horas, semanal, mensual…) dan derecho a viajar en metro (U-Bahn), tranvía (Strassenbahn) y autobús. Se pueden comprar en las estaciones de metro, en algunas paradas de tranvía, al conductor del autobús (solo billetes sencillos y más caros) o en kioscos que suelen estar cerca de las paradas. Para que el billete te sirva de algo tienes que validarlo en las máquinas que hay en las estaciones o dentro de autobuses y tranvía.
Si un revisor te pilla con el billete sin validar, tendrás que confiar en tu cara de turista perdido que no sabía que hubiese que hacer algo más para librarte de la multa. Quizá te llame la atención la confianza que deposita la compañía (Wiener Linien) en sus clientes vieneses, ya que este, el de los revisores esporádicos, es el único control que existe sobre quién utiliza su red de transportes. Podrías pasar varios meses sin que te coincida con ninguno o podrías encontrarte a dos en una misma semana, así que lo mejor es no arriesgar.
Para decidir qué billete te conviene más, intenta pensar qué planes tienes y por dónde te vas a mover. El billete sencillo es pocas veces rentable, ya que si haces tres viajes en un día ya te compensa comprar el de 24h. Si vas a pasar un fin de semana largo en Viena, lo mejor es coger el de tres días (o el Vienna Pass, que incluye entradas gratuitas para los museos más importantes). Si vas a coger el semanal, tienes que tener en cuenta que es de lunes a domingo, y no una semana desde el momento en que lo valides. Lo mismo pasa con los billetes mensuales, que valen para el mes entero del día 1 al 30, y no para 30 días consecutivos cualesquiera.
A la hora de elegir qué medio de transporte coger, si metro, bus o tranvía, lo único en lo que tienes que pensar es en qué combinación te sale mejor para llegar a tu destino. Puedes consultar las líneas en mapas, pero una forma sencilla y práctica si tienes acceso a Internet es consultarlo en Google Maps antes de salir de casa. Introduciendo origen y destino, y escogiendo la opción transporte público, te aparecerán las distintas alternativas con sus respectivos horarios (la información es totalmente fiable).
La red funciona entre las 5 de la mañana y las 12 de la noche, pero moverse durante esas cinco horas en las que el metro está cerrado y no hay tranvías, tampoco es complicado. Los autobuses nocturnos (NightLine) cubren bastante bien toda la ciudad. De todas formas, es mejor informarse antes de salir de casa acerca de dónde estará tu parada más cercana, qué línea te conviene más para volver a casa y qué horario tiene (suelen pasar cada media hora), así te evitarás largas esperas rodeado de viento y nieve. La parada delante de la ópera es un punto de encuentro por el que pasan casi todas las líneas. Si no has podido comprar billete antes, no te preocupes. En la línea nocturna, los revisores no están para poner multas, sino para vender billetes.
S-Bahn. Otra posibilidad de transporte es el S-Bahn (tren rápido), bastante cómodo para distancias algo más largas o para llegar a las afueras. El billete es el mismo, pero fíjate para no salirte de la zona 1, puesto que en ese caso tendrás que comprar un billete más caro. La línea S7 es la que va al aeropuerto. Te intentarán vender en varios momentos que cojas el tren CAT, pero intenta evitarlo. El trayecto es mucho más caro y solo 5 minutos más rápido.
Taxis. Al contrario que en muchas otras ciudades, los taxis en Viena son un medio de transporte bastante fiable. Respetan mucho los precios establecidos y rara vez dan rodeos para aumentar el kilometraje. Actualmente ya hay muchos que van con GPS, por lo que es fácil seguir el recorrido. Si se pasan un desvío, apagan el taxímetro y no lo vuelven a encender hasta estar de nuevo en el lugar en el que se equivocaron. Lo más fácil es cogerlos en las paradas de taxis o llamando por teléfono, pero tampoco suele haber problemas para encontrar uno que te pare por la calle.
Bicicleta. Una de las mejores formas de moverse por Viena es la bicicleta. Hay carril-bici en casi todas las calles y, en las que no lo hay, no suele ser peligroso ya que los coches están acostumbrados a los ciclistas y los respetan. La ciudad cuenta con un sistema de alquiler de bicis (CityBike) con estaciones en los puntos más importantes de Viena donde coger o dejar las bicicletas. Es recomendable porque es casi gratis, pero las bicis son bastante malas. Si vas a estar más tiempo en Viena, lo mejor es que te compres una bicicleta de segunda mano y venderla de nuevo al marcharte.